Gracias a todos, hemos recibido muchos saludos y mensajes de aliento. Las cosas no parecieran estar mejor, primero hubo un terremoto, luego un maremoto y para rematar una cuasi revuelta social.
La lenta intervención y reacción del gobierno, la baja de perfil que pretendieron darle a la situación y su negativa a enviar a las fuerzas armadas en forma inmediata para hacerse cargo de la seguridad nacional, solamente contribuyeron a complicar más las cosas, a acrecentar los robos, saqueos, desmanes y una innumerable cantidad de acciones vandálicas.
Nuestras familias están bien en general. La Serena parece más un paraíso aislado de la realidad nacional, como si no hubiera pasado nada. Todo transcurre con total normalidad; mi día laboral prácticamente no tuvo nada de diferente a un día normal.
En Santiago, sin embargo, las cosas no mejoran. Sebastián sigue sin luz, colgado del vecino que sí tiene. Mis papás también sin luz, aprovechando la ausencia de Macarena de su departamento y preocupados de la limpieza de la fábrica y de echar a la basura todas las cosas rotas o irrecuperables. Francisca bien, en su departamento con normalidad, asustada por las continuas réplicas.
Nuestras oficinas funcionan con casi plena normalidad, salvo las de Concecpción y Talca, la zona cero, que aún no pueden operar y quizás por un tiempo más.
Les mandamos un saludo, gracias Mono Martinez, Dani Soto L, Iván D., Fercho, Giovanni y Lorie, Alejo M, Konstantse, Adriana V., Jorge malo, Pompi, Matizic, Beatriz, Daniela D., etc.
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